Ya no puedo mirarme en tus pupilas
porque tu indiferencia me repele,
cosa que me corroe y más me duele
cuando me siento débil y sin pilas.
Porque el moverme en aguas más tranquilas
hace que mi cerebro se consuele,
al borrar su talante de pelele
que de mí sin dudarlo tú cabilas.
De esta forma los dos nos evitamos
aunque nuestras entrañas pesarosas,
mudas, han de montar sus campamentos,
pues temblorosos y tejiendo vamos
cazando por el campo mariposas
como queriendo atar los sentimientos.-
|