Mía fue claro el hambre de quererte
al mostrar transparente mis deseos,
tema que ahora hasta me da mareos
seguro de poder comprometerte.
Pues sufriendo de pánico al perderte,
no dejé de pensar que los jaleos
y demás oportunos ajetreos,
más bien poco me dieran que ofrecerte.
Así mis ansiedades se calmaron
fuera de lo previsto, yo diría,
sin prever la tormenta en la distancia,
porque tal vez las cuentas me fallaron
diciendo en alta voz que te quería
quitándole al asunto su importancia.
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