Si elegirse pudiera la desgracia,
me gustaría ser un millonario,
aunque rezar rezara algún rosario
al tener que lidiar con diplomacia.
Pues una vez metido en burocracia
mirar no debo nunca el calendario,
para que no me acusen de ordinario
ni se pueda observar mi intolerancia.
Porque ya sufre el pobre sin dinero
cuando a la tripa el trigo no le llega
ni tan siquiera en malas condiciones,
pues todo se lo queda el usurero
que siendo en la materia un estratega
al débil le machaca los riñones.-
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