Si desde que marchaste de mi lado
en mi cerebro habita la añoranza,
dudo que con deseos de venganza
deambular pudiera yo acertado.
Quizás ande también muy estresado,
seguramente falto de esperanza
sabiendo que al final la desconfianza
hará sufrir al rey mejor dotado.
Y ojalá que tu corazón inmenso
al manejar en sueños su conciencia
escuche como suenan sus latidos,
para que entienda porque vivo tenso,
como pierdo a menudo la paciencia
y nada creo yo de sus cumplidos.
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