ESQUILACHE
Ni el cielo ni la tierra nos merece,
porque según parece nos dormimos
en los laureles mustios del jolgorio,
de cuyas sombras todos nos servimos.
Incluso a carcajadas nos reímos,
de lo cual yo jamás me vanaglorio,
puesto que presumir no me apetece
de tema tan falaz y aleatorio.
Loco está quien subiendo un promontorio
al jeta más inútil enriquece,
haciendo al parecer sutiles timos
porque seguridad a cambio ofrece.
A buen seguro de razón carece
aquel de quien colegas muchos fuimos.
|