SONETO.-
Sin esperar que un chaparrón del cielo
me resuelva de incógnito la vida,
yo sigo dando cuanto se me pida
mientras que no me tomen mucho el pelo.
Igual liquidaré todo consuelo
y mi existencia triste y aburrida,
nunca será, supongo, entretenida
por falta de ilusiones y de celo.
Pues a ver de reojos aprendí
que mi sombra no fuera algún celaje
entorpeciendo siempre mi camino,
tanto que de mi vista la perdí
porque faltándome quizás encaje
dudé me aconsejara un buen destino.-
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