SONETO.-
La necedad no tiene más fronteras
que hacerle daño al débil inocente,
quien al no ser culpable ni consciente
mudo mira detrás de las barreras.
Y es que llenado el necio sus carteras
no es del dolor humano consecuente,
llegándose a mostrar irreverente
con quien rompe su piel por las aceras.
Porque todas los ratas son audaces
al montar sin prejuicios sus negocios
para lo cual conservan sus olfatos,
que yendo de trileros son capaces
de engañar a propósito a sus socios
lo que pensar propongo para rato.-
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