SONETO.-
Mucho me cuido de la infamia ajena
al tiempo que me silban los oídos,
que los pellejos tengo derretidos
por evitar el sol bajo la arena.
Y lo cierto es que siento mucha pena,
al comprobar que bulos consentidos
se conviertan en dardos dirigidos,
como los terremotos en cadena.
Así de ambientes fétidos me aparto
temiendo que su hedor me contamine
y con las mismas armas les responda,
que de tanto aguantar estoy ya harto
queriendo que la crítica termine
como mejor a todos corresponda.-
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