SONETO.
Siendo dueño y señor de mi entereza,
de mis errores soy el responsable,
como incluso sería deseable
que nunca me desmalle de tristeza.
Será que si renuncio a la riqueza
podría resultar desagradable,
por no decir dudoso y manejable,
señor y dueño de cualquier rareza.
Y porque a nadie de mi mal acuso
con el diablo también me relaciono
por si las moscas, vaya y me la juegue,
y tanto que viviendo voy confuso
por no cambiar de imagen y de tono
porque de todo el personal reniegue.
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