SONETO BLANCO.-
Por donde aún se arrastran hoy mis sombras
apenas si se acuerda mi cerebro,
por la terrible amnesia que padece
y que a diario sin pausa se acrecienta.
Ante al vista, solución no existe
para que mi cabeza relajada
a salvo del dolor pueda dormir
sin que ningún peligro atroz le ataque.
Lejos quedo de todo aquel legajo
que ofrecía rezar a las alturas
y que con gran efecto entretenía,
porque aliviando mucho la postura
hablar no se podía del futuro
que hasta el presente parecía hermoso.
|