Y yo sentí el amor poner la cara
toda llena de súbitos antojos,
allí donde el carmín tapó mis ojos
y donde la pasión sutil se ampara
Esperé que mi mente se colmara
de sanos argumentos y sonrojos,
sin perseguir los cielos entre abrojos
para poder gozar que alguien me amara
Y fue necesidad o bien locura,
ejerciendo a la fuerza de testigo
quien no previó de dónde me salía
la corriente con toda su dulzura,
buscando sin aliento un buen abrigo
allí donde mejor me parecía.-
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