SONETO.-.
Como el suspiro acaba sin congoja
no trato que se agote nuestra vida,
ni será mi ilusión la que decida
para colgarme de la cuerda floja.
Y al igual que una planta se deshoja,
no sería mi aliento quien impida
en darle a la pasión su bienvenida
por no ofrecerle cuanto se le antoja.
Muy poco comprometo la belleza
depositando fuera el desconsuelo
cuando al alma le niego sus pasiones,
pues a nadie le cuento mi pereza
al tratar de cruzar el ancho cielo
si de verdad viviera entre algodones.
Luis Perez.-
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