SONETO.-
Hoy parece que vivo satisfecho
porque no me chirrían los oídos,
que entre broncas, sablazos y silbidos
en trozos se me parte siempre el pecho.
Acusarme no logro de cohecho
ni de oler el fragor de los bandidos,
que más impresentables que atrevidos
la vida se la pasan al acecho.
Nada mejor que el alma bien tranquila
para poder gozar de un buen reposo
aunque lejos se esté de las riquezas,
tanto que mi razón nunca se alquila
si pudiera quedar por mentiroso
y al descubierto todas mis flaquezas.-
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