Si por vicio a la reina comprometes
jugando al ajedrez no se perdona,
así que cuida con honor la zona
antes de que te tumben los mofletes.
Pues si vas de chiflado igual te metes
donde el mayor peligro te arrincona,
sólo te queda ya pintar la mona
entre una gran montaña de juguetes.
Y bien lo sabe el inventor del juego
imponiendo unas normas muy severas
desde el inicio justo, al jaque mate,
donde de maravilla crece el ego
cruzando a salvo siempre las fronteras
al protagonizar cualquier debate.
|