SONETO.-
Fui desde niño mi peor verdugo
al rechazar sermones a conciencia
toda vez que falto de paciencia
obviar quería del pesado yugo.
Pues hoy aun de los púlpitos me fugo
desde donde cuestionen mi inocencia,
al dejarme llevar por la impotencia
que a relucir me saque algún tarugo.
Puede que así me vuelva un vil esclavo
al alejarme de cualquier camino
porque el pánico oprima mi garganta,
porque igual ya no valga ni un centavo
al tener bien marcado mi destino
aunque mi madre fuera una gran santa.
Luis Perez,.
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