La gente rica son el diablo chico
que límites no tiene su avaricia,
y estoy seguro, menos, su codicia
que precintar les cuesta más el pico.
Yo con mucho dolor lo certifico
porque apreciar aprecio su pericia,
arte que no genera ni noticia
pero que siempre sin pudor critico.
Con sus tentáculos la crisis velan
y controlan a gusto del banquero
mientras el hambre asola hoy el planeta.
Incluso de los críticos recelan
mientras rinden honor al usurero
que a cambio les engorda bien la teta.
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