SONETO.-
No será la vergüenza quien me mate
arrastrándome a gatas por los suelos,
al sentirme carente de consuelos
y realmente loco de remate.
Podría suceder un disparate,
del cual yo ni escapando por los pelos
subiría corriendo hasta los cielos,
creyendo que un beato me rescate.
Casi nunca favores a Dios pido
porque sólo confío en mi cerebro
nada exento de lúcidas locuras,
pero hoy falto de humor y deprimido
ojalá pueda hacer algún requiebro
y sintiese mis piernas bien seguras.
Luis Perez.
|