Si por cada segundo que vivimos
fuéramos de verdad también conscientes,
pudiera se que siendo tan valientes
nadie nos acusara más de primos.
Y puesto que tortazos recibimos
seríamos de veras más prudentes,
si pareciendo diablos indolentes
con el alma aún rota resistimos.
Y así de la existencia reiríamos
puede ser que quejándonos la tira
por este mundo hasta que dios lo quiera,
porque sin mucha fe moriríamos
quien sabe si volcados en la pira
por no abrazar escudo ni bandera.-
|