No desmayes que...
te aguarda la primavera,
en el sendero del amor,
de la sabiduría.
Te aguardan
miradas cristalinas,
llenas de ternura,
de cánticos de amor,
de esperanza e ilusión.
Te aguardan bellezas
de un raro esplendor
y te aguardan mis labios
para besarte en el corazón.
Para sanar las heridas
mediante el perdón,
y así, devolver la luz y
alegría
a tu dulce alma.
Recorrer muy juntos
este hermoso campo,
con la frente en alto
y con la confianza
de que somos hijos
del Divino Dios,
nuestro Salvador.
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