Cada herida que el hombre experimenta
se quedará grabada en sus entrañas,
aunque en práctica ponga muchas mañas
poniendo los prejuicios a la venta.
Quizás los sinsabores de la afrenta
hacen que no se olviden las castañas,
que alguien pueda llevarse a las montañas
cuando no logre ni pagar su renta.
Porque olvidando crueles amarguras
hoy cantidad de pueblos se deprimen
por denunciar macabras injusticias,
estimando que el costo de facturas
a perpetrar les lleve cualquier crimen
lejos de todo tipo de malicias.
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