Con el orgullo aún insatisfecho
mitigo los lamentos sin reproche
y sin temor espero que la noche
llene de paz y de razón mi pecho.
Fácil, jamás caminaré derecho,
ni aparentando ser un vil fantoche
que presumiendo de lujoso coche
a gusto quiera proteger su lecho.
Mientras no aparte Dios de mí la envidia
que amores pasen hoy también de largo
si viendo que tus labios a otro besan,
que víctima seré de la desidia
seguro sin poder hacerme cargo
de cuanto mis entrañas hoy confiesan.
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