Sobre mi espalda amores fracasados,
de los que exigen se les rinda cuentas
si no se quiere tolerar afrentas,
afirmo que no abundan demasiados.
Quizás creyendo cometer pecados
pagar no quise exageradas rentas,
ya que mostrar mis lágrimas contentas
suponía ahorrar en abogados.
De ni experiencia nunca yo me quejo,
es más, me destornillo de la risa,
porque al dejar en tablas mi fortuna,
bastante que se alegra mi pellejo
sin tener que ofrecer ninguna misa
de rodillas mirando hacia la luna.
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