Nosotros los poetas no nacemos
con un pan desde luego bajo el brazo,
ni vivimos poniendo siempre el cazo
por entender que así lo merecemos.
Pues muchas veces hambre padecemos,
y cómo no el calor de un buen abrazo
nos salvaría de cualquier zarpazo,
que a buen seguro siempre aprobaremos.
Que para entretenernos escribimos
tratando de crear también belleza
que llene de sentido nuestra vida,
cantando en verso cómo nos sentimos
muy a menudo esquivando la pereza
tal que suponga la mejor salida.
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