Yerba y gloria tenía la huella santa
del vetusto camino de mis pasos
y en ese transitar
del bosquejo vencido de mi historia
rocé la sobriedad
y el sendero mas viejo del ocaso.
Yerba y gloria tenía el divino canto
de cada nota del profundo trazo
y un hondo sentimiento
del rayo mas sonoro de mi vida
fundí a la verdad
la lágrima furtiva de un cedazo.
La yerba crece hoy desparramada
en una tierra de humedal incierto
y en un... mi vendaval
la gloria, escuda con su grave acento
las piedras del camino
y mi dicha tal vez acrisolada.
De nueva historia, sí,
como flama de hogueras fantasmales
y puerta incierta
y como historia que además se cierra
hoy bebo el sumo
de los siglos y los tiempos abismales.
Hoy no crece la yerba ni la gloria
en los años que lloran de vehemencia
hago hoy, con mis pasos el diorama
ungido como espejo
y ardiendo como llama
me escindo ante el rubor de este mi drama.
De mi drama, fugaz como la historia
que se pierde, precoz y con prudencia
precoz como suspiro
y asciende con mirar siempre perplejo
con ánimo y con calma
y flota por el mundo cual fantasma.
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