Soneto.-
Quiera dios que mis díscolos amores
queden ya por favor en el olvido,
puesto que ya a mis años me divido
y de viejo confundo los sabores.
Puede que sufra mucho de dolores
y de halagos me encuentre deprimido,
quién sabe, por haber al punto sido
muy generoso en devolver favores.
Y como puedo huyo de los males
sin que me pueda hacer ninguna gracia
el verme con las vértebras desnudas,
porque antes de que muestre mis avales
ya me alerta mi propia suspicacia
dejándome a merced de un mar de dudas.
Luis Perez.-
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