Y yo, qué te digo a tí, corazón,
cuando me da por comer tanto colesterol;
qué te digo, cuando en ello no cabe la razón,
sólo que sigas latiendo, sin temor.
Y yo, qué te digo a tí, corazón,
cuando mi organismo no disciplino al ejercicio;
qué te digo, cuando le aumento a la carne el sazón,
sólo que seas leal, no es mucho el sacrificio.
Y yo, qué te digo a tí, corazón,
cuando lates más de prisa y no te escucho;
qué te digo, cuando corro y pido oxigenación,
sólo que seas fuerte y que te quiero mucho.
Y tú... ¿qué dirás de mí, corazón?
No, por favor guarda mejor silencio,
no reclames, aunque tengas razón,
sigue y sigue latiendo, sano, fuerte, recio.
|