Soneto.-
Sin pensarlo del fuego siempre huyo,
si no, terminaría chamuscado,
con todo mi esqueleto magullado
como un demente en medio del barullo.
Sin duda que el peligro ya lo intuyo
al andarme exponiendo de prestado,
aunque a veces permita que mi enfado
se trague de raíz todo mi orgullo.
Que cuesta mogollón reconocerlo
cuando la indiscreción así me enreda,
cuando meter consigo las narices
donde sin más tomarlo ni beberlo
tan a menudo mi criterio rueda
dejándome profundas cicatrices.
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