Para pagar sus propios despilfarros
los estados nos cuecen con impuestos,
estando como están muy predispuestos
a que los mismos paguen sus cotarros.
Y sufrimos de gripes y catarros
que explotar explotamos de molestos,
mientras quizás con sus peores gestos
acusarles podríamos de guarros.
El resultado nadie ya lo duda
si el cuello nos aprietan cada día
y tirando se rompa igual la cuerda,
será que aunque en pelotas nos sacuda
nunca nos callarán la rebeldía
si de comer nos diesen una mierda.
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