Me trajo el Niño Dios a Macarena
un diciembre feliz de suave canto
y pudo serenar con gran encanto
mi aleve corazón, mi niña buena.
De amor encantador fue la faena
de esta mi nena, ángel puro y santo
pues lleva en su mirada el limpio manto
de la Virgen llamada Macarena.
La quiero con amor y honda firmeza
a esta mi nieta, árbol de alegría
que vino a darme hoy nueva frescura.
Mi dicha nace cuando el sol empieza
en ese cuerpecito un nuevo día
de un lindo amanecer y gran dulzura.
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