SONETO.-
El colmo de la dicha es la imprudencia
cuando se vive sordo y desdichado,
creyendo haber nacido condenado
por los dichos cargos de conciencia.
Quien sabe si perdida la paciencia
hoy por la vida voy de renegado,
porque siendo de veras castigado
sobre mis hombros va la diferencia.
Y porque la experiencia está probada
ningún educador lo pone en duda:
la educación consigue su objetivo,
cuando a golpes incluso administrada
al alma llora a solas y desnuda
sin razón aparente ni motivo.-
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