Soneto.-
Cuando el arriero cuelga ya sus botas
según creo, dice la experiencia,
sin que valgan dolores de conciencia,
o sabe a pez o están seguro rotas.
Quizás cansado esté de los patriotas
y ponga a relucir su prepotencia,
poniendo en entredicho su paciencia
de quienes hoy persigan sus derrotas.
Porque de los refranes aprendemos
esa sabiduría popular
que a veces a propósito ignoramos.
Prestarle lúcida atención debemos
justo antes de ponernos a llorar
cuando también las lágrimas bebemos.
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