Soneto.-
Los más ricos elogian el trabajo
de quienes con sudor de su pellejo,
sin mirarse jamás en el espejo
a mandarles no pueden al carajo.
Y bien grande será su desparpajo
cuando ningún marqués se pone viejo,
mientras no se le arrugue el entrecejo
teniendo al pobre siempre al pie del tajo.
Pues nadie se enriquece honestamente
mientras persiga sólo su manduca
que no quizás la pasta por deporte,
cosa que no resulta muy prudente
para quien no se cambie de peluca
tratando de escapar sin pasaporte.
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