Soneto.-
Siempre que los ladrones de gallinas
visiten sin pudor los gallineros,
impotentes protestan los granjeros
cuando apenas disponen de letrinas.
Pudiera ser que a veces las doctrinas
mangonean con arte a los banqueros,
retrasando las letras sin más peros
al ejercer algunas de madrinas.
Pues de ingenio disponen las mujeres
cuando el demonio acecha a sus maridos
poniendo a trabajar sus intuiciones,
y tomándose a pecho sus deberes
patas arriba ponen hoy sus nidos
si al diablo se le ven las intenciones.
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