Soneto.-
Fácil me resultó volar en sueños
a la velocidad del ágil rayo,
sin que necesitara de un ensayo
que mostrara mis más sabios empeños.
Y no fueron los golpes tan pequeños
que ya siendo mis pieles todo un callo,
como las de cualquier servil lacayo
a cambiar me obligaron ya de dueños.
No en vano de quimeras me atiborro
bien que sea de noche o bien de día,
-gracias doy que la fuente no se agote-
pues muchas amarguras yo me ahorro
al pensar que soy niño todavía,
para que me no apliquen el garrote.
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