Soneto.-
Vivir abriga insólitos tesoros
muy bien ocultos todos en su seno,
pero algunos plagados de veneno
que de veras escapa por sus poros.
También emite ruidos muy sonoros,
quizás escandalosos como un trueno
a los que nadie pone ningún freno,
porque a lo lejos hablan como loros.
Si la avaricia loca rompe el saco
también puede quemarnos el planeta
al dejarnos mirando los celajes,
como pasa después de un cruel atraco
a quien desnudo queda en la cuneta
sin hogar y a merced de los salvajes.-
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