QUESO Y LECHE ME DIERON EN LA ESCUELA
Queso y leche me dieron en la escuela
porque con el estómago vacío,
sin cobrar la pensión del Monte Pío
nunca vi un calamar en la cazuela.
Y gracias doy que a veces una abuela
las peras le robaba a aquel judío
que a la vera tenía un caserío
desprovisto de guarda o centinela.
Pena me da saber que gringos locos
nos llenaran de bases el terreno
hipotecándonos cualquier futuro,
aunque conscientes somos ya muy pocos
de no lograr ponerle al gringo freno
entonces, como ahora, me figuro.-
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