Soneto.-
Si avanzo con mente amordazada
siguiendo los andares del destino,
muchos son los temores del camino
por los que el miedo pega la patada.
A propósito doy la campanada
aunque muy a menudo desafino,
sobre todo si pierdo igual el tino
cansado de pensar de madrugada.
Y no quiero tirarme de narices
haciendo burda gala de imprudencias
sin sopesar primero los apaños,
pues muy caro se pagan las perdices
que a la luz sólo sacan las demencias
si con suerte se salvan de los daños.
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