Soneto.-
Y mientras la pasión destruya el beso
convirtiéndose rápido en presente,
¿quién cuidará mi soledad naciente
cuando no haya camino de regreso?
Si a caso yo aprendiera a huir ileso
entreteniendo el ánimo consciente.
¿Quién me haría nadar contracorriente,
logrando disfrutar sin verme preso?.
Pues nada como darse tiempo cuenta,
que levantar la vista por los aires
nos proporcione sin igual venturas,
al conseguir salvarnos de la afrenta,
al reparar el daño sin desaires
ni tener que rasgar las vestiduras.
|