Soneto.-
Si un corazón endeble poco brilla
sometido a conductas obligadas,
las mentiras no da por adecuadas
si tortazos recibe en la mejilla.
Pues a quien le golpeen la espinilla,
en mente ya tendrá las bofetadas,
al llevarlas con sangre registradas
en la sufrida piel de su barbilla.
Será que nadie cubre su cabeza
cuando esa sensación toca los huesos
donde naufragan todos los prejuicios,
pues ni apostando el gesto con firmeza
canjearía júbilo por besos
aunque perdiera sus preciados vicios.
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