Soneto.-
La curación de todas las maldades
podría residir en la prudencia,
teniendo a mano la sutil creencia
de poder manejar las voluntades.
Porque disfrutar quiero mis verdades
nunca jamás recurro a la violencia,
temiendo que ninguna negligencia
a raya me mantenga las ruindades.
Cuando impera la falta de valores
inútil se nos muestra la esperanza
para gozar la senda en armonía,
al sentir que cuidando los amores
es posible que crezca la confianza
y llegue al corazón la teoría.
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