Gracias por tus sonrisas,
tus ojos peregrinos,
tus consejos, tus cantos,
tus abrazos, tus caricias,
por los ratos tan amenos
que a tu lado yo pasé.
Gracias por recordar
con tus imitaciones
a toda la familia,
por tus bailes,
tu salero y picardía,
por brindarme tu amor,
tu alegría, gracias mil.
En la misericordia
de Jesucristo, descansa
tu alma inmortal,
se acabó tu enfermedad,
Dios te tiene en su gloria
gozando de Su Esplendor,
de su Paz y de su Amor.
In memoriam,
Olga María Maestro Marcín
(7 de marzo de 2016)
|