Soneto.-***
Si apenas puedo distinguir los días
cuando noto que pierdo la cabeza,
al perseguir sin pausa la grandeza
que me saca de quicio las manías.
Y a punto de agotar las baterías
me ataca de repente la torpeza,
que sola y sin ninguna sutileza
me rebosa el cerebro de averías.
Pero perdido así me sobrepongo
recobrando de pronto la esperanza
al poner en su sitio cada cosa,
pues aunque pueda resonar a tongo
nunca sería en vano la tardanza
si la vida se muestra bondadosa.
|