PARA MATAR EL HAMBRE, DE MI TIERRA
Para matar el hambre, de mi tierra
salí desesperado, con lo puesto
a buscarme la vida, por supuesto,
que latente seguía aún la guerra.
Y aunque mi mente en olvidar se aferra,
al terminar el día aún me acuesto
sopesando las crónicas , molesto
huyendo de quien habla más que yerra.
De esos asuntos lloran mis entrañas
y sin prejuicios mi dolor escribe
del resquemor que todavía sienten,
que demasiadas fueron las castañas
por las cuales mi instinto aún se inhibe
temiendo que mis tripas se revienten.-
|