Yo quiero compartir sin amargura
el rito de la tarde
su transparencia pura
con todos mis amigos
y en el claro pausado de mis días
sin congoja y sin premura
rondar por las calles solitarias
para ver mi sombra
en el motín de los fantasmas
de mi pueblo.
Hoy sentir el desdén de la llanura
las notas deshojadas del olvido,
la voz sencilla
del poeta quejumbroso y perseguido
y la aurora redentora de mi lira.
Escuchar los vientos tan audaces
de mi tierra inmortal y tan querida,
las canciones que endulza la hidalguía
y el quejido de la cumbre peregrina.
Yo quiero compartir una tormenta,
la honda vastedad de los océanos,
el tiempo tempestuoso del olvido
y el puerto tan umbroso de tus manos.
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