Hoy mis pellejos cuido como puedo
y no siempre de veras lo consigo,
bien porque me la juegue un amigo
o porque del cansancio al final cedo.
Quizás habrá de haber algún enredo
hurgando las molestias de mi ombligo,
del que a conciencia fuese yo testigo
y sentir me haga víctima del miedo.
Pues dependo de muchas circunstancias
y de las condiciones existentes
en los momentos duros de la vida,
donde poco valdrán las arrogancias
-sino de cuántos peligros diferentes-
me conviertan tal vez en un suicida.
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