Lengua que infringes dolor,
que separas con intrigas
lazos inmensos de amor
que desde el claustro materno
con tinta indeleble
el Creador un día unió
en las entrañas del corazón.
Lengua mezquina y traidora,
aparta tu vileza,
deja ya tu lengua viperina,
¡por caridad, por compasión!
a quien ciego te entregó
su amor e ilusión.
Guarda tu lengua, traidora,
no mereces su amor,
su devoción,
su entrega
su pasión.
Guarda tu lengua traidora,
podrás engañar al mundo,
pero el Divino Hacedor
¡conoce tu corazón!
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