En la Quietud de tus brazos
espero la luz del final,
ven pronto, Padre Celestial,
arrópame en tu regazo,
ven, ven Espíritu Santo.
Oh Jesús, ten misericordia,
acoge mi alma Señor,
llévame a tu Presencia,
libera mi espíritu,
ten compasión de tu hijo.
Oh Ángeles Divinos,
lleven mi alma ante Dios
guíen mis pasos
con el último suspiro.
Perdona a tu hijo, Señor.
En la quietud de tus brazos,
y en el Reino de las Luces,
quiero alabarte por siempre Señor.
A los siete días de haber escrito este
Poema, RAFF entrega su alma al Redentor.
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