Soneto.-***.-
De chiquillo mataron mis ensueños
porque ruin requerían que lo fuera,
y así justificar la pelotera
ante los falsos y feroces dueños.
Porque siendo mis juicios tan pequeños
se me daba tirones de mollera,
que ya dolían más que la repera
y al garete marchaban mis empeños.
Así se fue pasando aquella infancia
bien envuelta entre lágrimas y llantos
hasta que despertaron mis blindajes,
pues nunca tuve la menor constancia
de que tras mí corrieran más los santos
queriendo complacer mis maridajes.
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