EN GIMNASIOS Y CENTROS DE MASAJE
En gimnasios y centros de masaje
se montaban a gusto sus orgas,
mezclando con el ron las ambrosas
que guardaban de sobra en el garaje.
Y como no exista peritaje
a las chicas compraban lenceras,
pero siendo al final unas arpas
corrieron hasta el juez con el mensaje.
Ojal que los pobres afectados
recobren el dinero intervenido,
y los sesenta y cinco malhechores
terminen en la crcel condenados
una vez que devuelvan lo prendido,
y a casa puedan ir de mil amores.-
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