SONETO.-
El miedo que nos mata, la moral
de nuestro corazón desaparece,
y como dunas en la arena crece
el descrédito más de lo normal.
Cuánto temor a Dios. Es amoral
que los profetas sigan en sus trece
condenando a los pobres. Encarece
que los ateos lean el misal.
Nos prefieren ganado. Analfabetos
dóciles a cualquier magistratura,
que aplicando la ley, nadie se entera;
que obligados vivimos. Y muy quietos
hemos de respetar la dictadura
como ya los fue antaño, que me muera.
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